Monica Zuñiga, fraterna de Lima, Perú, ha encontrado en el stortytelling una oportunidad para el encuentro y el apostolado.
Ella nos cuenta un poco de cómo surgió esta inquietud y lo que significa para ella: “Desde niña me han encantado las historias. Siempre he admirado a aquellos que tienen el don de crearlas. No hace mucho descubrí que poseo un don que va muy de la mano con la creación de las historias y es el poder narrarlas, el darles vida a través de mis palabras y ser la puerta por donde quien me escucha puede ingresar a ese mundo sinigual de los cuentos, las leyendas, la mitología y aprender de su sabiduría milenaria. Soy un cuentacuentos.
En la medida que cuento más y más historias voy descubriendo su poder mágico y eterno. Al observar las miradas de mis oyentes descubro que a través de los cuentos puedo tocar sus corazones. Los cuentos son capaces de atravesar las barreras del tiempo y le otorgan al cuentacuentos la capacidad de compartir los valores, enseñanzas y sueños de las comunidades de donde surgieron, sin importar de dónde provengan, los cuentos comparten elementos que los hacen universales y profundamente humanos. Es por esta razón que son un medio eficaz y novedoso de evangelización. Los cuentos ofrecen un espejo en el cual los adultos pueden reflexionar sobre sus propias vidas y experiencias.
Al finalizar mi formación en la Escuela de Narración Oral (ENO), nuestro maestro, el reconocido François Vallaeys, nos recordó que los cuentos no son para hacer dormir a los niños, sino despertar a los adultos. Al reavivar la imaginación, fomentar la reflexión y ofrecer lecciones de vida atemporales, los cuentos han sido, son y serán una fuente invaluable de inspiración y crecimiento personal para personas de todas las edades. ¡Que vivan los cuentos!”.
Pueden seguirla aquí.